Cuando empezamos a desarrollar, es común que todo esté en un solo archivo: los datos, la lógica y las vistas. Al principio, funciona. Pero a medida que el sistema crece, también crece la necesidad de separar responsabilidades. No por estilo, sino por claridad.
Ahí es donde aparece MVC: Modelo, Vista y Controlador.
Tres capas, tres funciones.
El modelo representa los datos.
La vista los muestra.
El controlador organiza lo que ocurre entre el modelo y la vista.
Separar estas tareas evita que todo se mezcle y hace que el sistema sea más fácil de entender y mantener.
Por eso muchos comienzan con lo que se conoce como MVC puro: una estructura mínima, fácil de implementar, compuesta por tres carpetas principales: models/
, views/
y controllers/
. Ahí es donde vive todo el sistema.
- En
controllers/
, por ejemplo, están archivos comoUserController.php
, que reciben las acciones del usuario. - En
models/
, se encuentran clases comoUser.php
, que representan entidades del sistema. - Y en
views/
, hay archivos comouser-form.php
, que se encargan de mostrar formularios o resultados.
No hay servicios, ni validaciones separadas, ni otras capas que ayuden a dividir responsabilidades. Todo recae en el modelo, la vista y el controlador. Desde esas tres partes se manejan los datos, se toman decisiones, se ejecutan acciones y se muestran resultados. Es una estructura simple, y al principio funciona. Pero también significa que esas tres capas tienen que sostenerlo todo.
En este esquema, el flujo es directo: El usuario llena un formulario desde la vista (views/user-form.php
) y lo envía. Y la vista, simplemente HTML con algo de PHP:
<!-- views/user-form.php -->
<form method="POST" action="index.php?action=store">
<input type="text" name="name" required>
<input type="email" name="email" required>
<button type="submit">Guardar</button>
</form>
El controlador recibe los datos enviados por el formulario, crea un nuevo usuario con ellos y lo guarda. Luego, como parte del flujo, carga una vista para mostrarle al usuario que la operación fue exitosa. Así, la lógica y la interfaz se conectan. Por ejemplo:
// controllers/UserController.php
require_once 'models/User.php';
class UserController {
public function store() {
$user = new User($_POST);
$user->save();
require 'views/user-success.php';
}
}
El modelo, por su parte, puede lucir así:
// models/User.php
class User {
public $name;
public $email;
public function __construct($data) {
$this->name = $data['name'];
$this->email = $data['email'];
}
public function save() {
// Aquí se guardaría en la base de datos
}
}
Así se ve MVC puro: la vista recoge datos, el controlador los procesa, el modelo los representa y se guarda, y finalmente se carga otra vista como respuesta.
En sistemas pequeños, eso alcanza. Pero cuando la aplicación crece, también lo hace la lógica. Aparecen reglas, validaciones, condiciones. Y como no hay otros lugares donde delegar esa lógica, empieza a caer donde puede.
El controlador, que solo debía coordinar, empieza a validar, transformar datos, lanzar errores. Asume tareas que no le corresponden y se vuelve denso, difícil de probar.
El modelo también crece. Ya no solo representa datos: ahora decide cosas, valida, consulta otras fuentes, lanza excepciones. Se vuelve una mezcla. Lo que debía ser estructura se convierte en lógica.
Sin darnos cuenta, las tres capas originales están haciendo el trabajo de muchas más. Lo que antes era orden, se convierte en peso.
Pero eso no significa que MVC esté mal. Solo que tiene un límite. Fue pensado como una base. Y como toda base, debe crecer cuando lo que sostiene se expande.
No se trata de abandonarlo, sino de ampliarlo. Crear servicios, separar reglas de negocio, abstraer validaciones. Delegar tareas que ya no caben en el controlador ni en el modelo. Y así, cada parte puede volver a enfocarse en lo suyo.
MVC puro suele aparecer en sistemas pequeños, monolíticos, donde todo convive en un mismo lugar. Es una forma natural de comenzar, especialmente cuando se trabaja sin frameworks ni estructuras complejas. Su simpleza ayuda a avanzar con orden, sin sentirse limitado.
Pero esa base, tan útil al principio, tiene un alcance. Si el sistema crece y las reglas se multiplican, sostenerlo todo desde el modelo y el controlador se vuelve pesado. Lo que antes fluía con claridad empieza a mezclarse. Lo que era liviano, empieza a tensarse.
El modelo, que solo debía representar, empieza a decidir. El controlador, que solo debía coordinar, empieza a actuar. Y sin darnos cuenta, esas tres capas están haciendo más de lo que pueden sostener.
Agregar más capas no es complicar. Es delegar con cuidado. Es abrir espacio para que cada parte se mantenga enfocada, sin asumir lo que no le corresponde. Es permitir que el sistema crezca sin romperse por dentro.
MVC no es el final. Es el comienzo de un orden que debe evolucionar.
Y entenderlo así es parte de escribir mejor código, pero también de trabajar con más tranquilidad.