Algoritmos: Una definición sencilla

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Quiero abrir este primer espacio con el tema que fue el inicio y el impulso a profundizar acerca de este camino en la computación, que son básicamente los algoritmos. Aunque suene un termino exclusivo para los programadores, en realidad los algoritmos están presentes en nuestras vidas.

En la vida cotidiana, realizamos acciones que van desde las más simples hasta las más complejas, y muchas de ellas forman parte de nuestra rutina diaria. Estas acciones pueden ser interpretadas como algoritmos. Sin más, empezamos.

¿Qué son los algoritmos?

Un algoritmo se puede definir simplemente:

Es una serie de pasos a seguir.

Para entender un algoritmo en nuestra vida diaria, solo necesitamos observar cualquier tarea que siga pasos claros y organizados. Estos no son exclusivos de las computadoras; también están presentes en muchas de nuestras acciones cotidianas. Por ejemplo:

Algoritmo para encender la luz:

  1. Caminar hacia el interruptor de la luz.
  2. Extiende tu mano hacia el interruptor.
  3. Presiona el interruptor hacia abajo.
  4. Confirma que la luz se encendió.

Cabe mencionar, que los algoritmos se ejecutan para cumplir un propósito, ya sea resolver un problema o simplemente alcanzar un objetivo (sin resolver un problema). Es decir, tomemos en cuenta el ejemplo anterior, pero bajo dos contextos diferentes que son los siguientes:

  • Si estuvieras en una habitación oscura y necesitas luz para leer, sí habría un problema, y el algoritmo para encender la lámpara lo resolvería.
  • Pero si simplemente estás en una habitación bien iluminada y decides encender una lámpara porque te lo piden, el algoritmo sigue ejecutándose sin resolver ningún problema real.

Por consiguiente, el primer caso se centra en solucionar un problema, mientras que el segundo no lo hace.

De lo abstracto a lo tangible

Finalmente, los algoritmos no solo están en la computación, también pueden verse reflejados en nuestras acciones cotidianas y pensamientos, como cuando desglosamos el proceso de encender una luz en pasos claros.

Lo interesante es que estos pasos pueden trasladarse al plano físico o representarse de manera visual, lo que nos ofrece una perspectiva diferente. Esto permite conectar conceptos abstractos con nuestras experiencias diarias, haciéndolos más tangibles y fáciles de comprender.